sábado, 21 de mayo de 2011

A la sombra del eclipse




No sé si recordareis que nada más comenzar este año 2011, el 4 de enero, se produjo un eclipse de sol. Según todos los astrólogos, los eclipses representan un punto de inflexión en los acontecimientos de los lugares que quedan bajo su sombra. En esto puede creerse más o menos, pero este eclipse nos ofrece algunas sincronicidades dignas de mención. Para que comprobéis que esto no me lo saco de la manga, os dejo este enlace con esta web de astronomía.

http://www.astronomo.org/foro/index.php?topic=2788.0

Bien, como se puede ver en la animación, y se puede cotejar con los datos, el eclipse comenzó al amanecer en los países del Magreb y España. Su sombra se fue moviendo por los países del norte de África y Europa primero, para después cubrir el Oriente Medio y Rusia, y extinguirse entre los confines de Siberia y Mongolia.

Recuerdo haber permanecido atento ese día para ver si captaba alguna anomalía en mi vida o en el mundo. Aparentemente no sucedió nada que no siguiera la rutina a la que estoy acostumbrado, y tampoco se produjo ningún desastre especial en el planeta. Pero hay acontecimientos discretos, modestos, minúsculos para los intereses de los medios de comunicación de masas, que pueden transformarse en una bola de nieve que va creciendo sin remedio.

Ese día, 4 de enero de 2011, cuando el sol se puso (exactamente a las 19:15 horas) murió Mohamed Bouazizi. Si el nombre no os dice nada, y tampoco tenéis claro por qué la muerte de un vendedor de frutas de un pueblito de Túnez merecía la atención del mundo, leed este artículo.

http://es.wikipedia.org/wiki/Mohamed_Bouazizi

Pues sí, Mohamed fue ese joven de 26 años que, presa de la más absoluta desesperación se quemó a lo bonzo el 17 de diciembre de 2010. La policía le había arrebatado el único medio de subsistencia de él y su familia. Esa acción suicida provocó una ola de indignación entre la población tunecina, agotada de soportar la dictadura encubierta de Ben Ali y la familia de su mujer. Tras su muerte, los jóvenes tunecinos acordaron reunirse cada día a las 19:15, la hora en que murió el mártir, para exigir la salida del gobierno del presidente y todos sus ministros.

Lo que sucedió a partir de ahí ya es historia. Ben Ali fue derrocado por la acción pacífica y coordinada del pueblo tunecino. El ejemplo se contagió a Egipto, que consiguió emocionar al mundo entero desde la plaza Tahrir al deshacerse de otro sátrapa aferrado al poder: Hosni Mubarak. El movimiento de liberación, la Primavera Árabe, se extendió como la pólvora encendida por Libia, Argelia, Marruecos, Yemen, Bahrein, Arabia Saudí, Siria...

Recuerdo que seguía los acontecimientos en Túnez y El Cairo con una mezcla de emoción, admiración y envidia. Pensaba que el pueblo árabe, que había sido demonizado por los autoaclamados guardianes de la libertad, nos estaba dando una lección de democracia y dignidad a todos. Se trataba de un movimiento claramente ciudadano, pacífico y sin ninguna motivación religiosa. Esto destrozó los esquemas de todos aquellos que se escudaban en que los musulmanes nunca podrían alcanzar una sociedad democrática, para consentir, apoyar y financiar regímenes abusivos que mantenían a raya el peligro del integrismo islámico, a costa de aplastar todas las libertades de la población.

Justo en esos primeros días de la insurrección tunecina recibí uno de esos mails que aseguran que tus deseos se cumplirán si no rompes la cadena y lo reenvías a 10 contactos... Normalmente elimino directamente este tipo de correos. Pero esa vez me dio por leerlo. El texto exhortaba a concentrarse en algo que desearas profundamente, a pensar en ello positivamente y dejar que esa energía surgiera hacia el universo. Entonces me paré a pensar. ¿Qué es lo que deseo más profundamente? ¿Éxito profesional? ¿Dinero? ¿Fama? ¿Sexo? No, nada de todo eso. Sí era coherente con lo más íntimo de mi ser, no había nada que deseara más que la conciencia de todos los hombres despertase y reaccionara para acabar con la esclavitud consentida que nos ha traído esta sociedad del libre mercado. Permití que este enunciado me inundara e imaginé como podría ser el mundo si se cumpliera. Os aseguro que me sentí embargado por una sensación maravillosa que me subió por la columna y me cosquilleó agradablemente la nuca. Un pensamiento fugaz se coló como un rayo de esperanza en mi mente: ¿Y si todos los que han recibido este correo desearan lo mismo? ¿Y si la mayor parte de la población de este planeta tuviera el mismo anhelo? ¿Qué fuerza sería capaz de retenerlo?

Lo que está sucediendo en las plazas de tantas ciudades en España; lo que ahora comienza a suceder en otras capitales europeas y americanas; responde a ese deseo íntimo de confianza en la humanidad. Estas concentraciones, las asambleas, lo que se dice, lo que se escribe, el ambiente de paz y alegría que se respira... Todo esto me llena de orgullo, me emociona hasta la lágrima y me despierta las ganas de actuar. Este movimiento que intentamos encerrar en los limitados significados de un nombre (15M, Toma La Plaza, Democracia Real Ya!) es sencillamente un despertar. Tras una larga y fría noche, el amanecer de la esperanza va rescatando a nuestra conciencia de la confusión y el miedo de las sombras. Salgamos todos a las plazas a recibir unidos el calor de nuestros propios deseos.

Ya amaneció.


lunes, 21 de febrero de 2011

EL SUEÑO AMERICANO DESNUDO


George Carlin - El Sueño Americano - Subtitulado español
Cargado por natitashofi. - Ver videos sobre los famosos del video por Internet.

En la época medieval eran los bufones los encargados de señalar las vergüenzas de sus señores. Así, entre las risas de los presentes, se podía decir en alto una verdad que escocía. Los que han heredado este loable cometido son los humoristas, aunque no son tantos los que se atreven a denunciar lo obvio: el emperador está desnudo. Sólo que esto no es una fábula. El emperador es un ente impersonal llamado Capital, y su aristocracia la conforman los propietarios y accionistas de los diversos conglomerados financieros y empresariales que gobiernan esta sociedad en la sombra de sus consejos de administración. Son ellos los que aprueban o rechazan a los políticos que utilizarán para conseguir la legitimidad de sus operaciones, a costa de nuestras propias vidas.

Este cómico norteamericano se atrevió a decir algo tan escandaloso como la verdad. Al poder no le interesa que sus súbditos (ciudadanos) tengan espíritu crítico, y por eso la escuela, y todas las instituciones oficiales de integración social, no tienen como fin principal la educación, sino el adoctrinamiento. Lo que esta sociedad entiende por educación es una perversa difusión de contenidos dogmáticos que no se pueden cuestionar. Y es que nos preparan para ser hormigas obreras, sumisas y consumidoras. De hecho, se premia a los que repiten mejor esos conocimientos, y se arrincona a cualquiera que se atreva a arrojar dudas sobre ellos. Esto comienza cuando somos niños, pero sigue sucediendo en la universidad, el mundo laboral, la política, la justicia...

No estoy descubriendo nada que no sepamos, ¿verdad? Pero si todo esto es verdad, ¿cómo es que nos dejamos manipular sin apenas protestar? Esa es la gran victoria de este sistema basado en la codicia y disfrazado de democracia. Aparentemente, somos libres para acceder a todo tipo de información, incluso a la que ataca los fundamentos de este sistema, y también somos libres para expresar nuestra opinión y para protestar sin temor a ser masacrados. Pero la mayoría de la población no ejerce esa libertad, porque está anestesiada por la dependencia del placer que le proporciona la satisfacción inmediata de sus deseos más banales (sexo, fútbol, comunicación instantánea, comida rápida, esfuerzo mínimo), y por el miedo de perder estas comodidades superficiales. Lo terrible es que aún no tenemos el mismo miedo de perder la dignidad, el sentido común y la cordura.

¿Tendremos que llegar a una situación insostenible para rebelarnos como el pueblo tunecino, egipcio, libio...? Somos unos privilegiados que nos refugiamos en la apatía y en la indolencia para no afrontar nuestro destino. Los ciudadanos que han salido a la calle para echar a sus dictadores nos han demostrado que el poder verdadero lo tiene el pueblo. Desde el mundo occidental no se deja de subrayar que se trata de una revolución del mundo árabe, pero se deja de lado lo más importante: es una revolución ciudadana, pacífica y sin ninguna ideología empujando por detrás. ¿Os suenan de algo los términos libertad, igualdad y fraternidad? Añadámosle un cuarto: DIGNIDAD.

Por cierto, intenté subir este video a YouTube, pero censuraron el audio. Podeis comprobarlo vosotros mismos.

http://www.youtube.com/watch?v=PbNf5dgFQ_A

Afortunadamente encontré otra web menos condescendiente con el emperador...

http://www.dailymotion.com/video/x8i9pt_george-carlin-el-sueno-americano-su_webcam

viernes, 31 de diciembre de 2010

Que me palpen de armas

Se acaba este año 2010 tan terrible. Quisiera despedirme de él y darle la bienvenida al 2011, deseando que sea lo más luminoso posible, con algunas palabras que nos conforten y den esperanza. Para ello os ofrezco este poético y lúcido texto que descubrí hace 16 años. El autor es un escritor, poeta y actor argentino: Oscar Martínez, que se hizo acompañar por el músico Lito Vitale. Cada una de estas palabras las siento como mías y no puedo estar más en sintonía con lo que expone: La única vía para salvarse de la locura de este mundo es el amor. Escuchad la voz del propio Oscar recitando su texto, es una experiencia que os conectará con vuestra alma de una forma estremecedora. Abajo os dejo el tema en audio. ¡Besos para todos!

Creo en el amor como en la experiencia más maravillosa de la existencia y como generador de toda clase de alegría; y en el amor correspondido como la felicidad misma. Pero no fui educado para él, ni para la felicidad, ni para el placer. Porque fui advertido malamente contra la entrega y el gozoso abandono que supone.

Cada día entonces, todavía, es una ardua conquista, una transgresión, una desobediencia debida a mi mismo, una porfía. La laboriosa tarea de desaprender lo aprendido, el desacato a aquel mandato primario y fatal, aquel dictamen según el cual se gana o se pierde, se ama o se es amado, se mata o se muere.

La vida, por tanto, no me ha endurecido. Ese sea tal vez mi mayor logro. Que me palpen de armas. Dejo a un lado, si es que alguna vez tuve o me queda, toda arma que sirva para volverse temible, para someter, para acumular, para ser poderoso, para triunfar en un mundo de mano armada en el que la felicidad se compra con tarjeta de crédito.

No quiero que la lucidez me cueste la alegría, ni que la alegría suponga la negación o la ceguera. Pero no me es fácil. Me cuesta vivir a contratiempo, con la sensación de ser testigo de un desatino histórico gigantesco, de un extravío descomunal, tan irracional, absurdo o desolador como la bomba de neutrones.

No entiendo al mundo. Me parece, como dice Serrat, que ha caído en manos de unos locos con carnet. Me siento ajeno a la debacle pero en medio de ella. Mi vida es apenas un instante en el océano del tiempo, y es como si quisiera que ese instante fuera sereno y hondo en medio de una ensordecedora discoteca o de un holocausto definitivo siempre a punto de estallar.

Me desazona la banalización de la vida, el pavoneo de la insensatez, el triunfo de la prepotencia y de la ostentación, la deshumanización salvaje de los poderosos, la aceptación y el elogio del "sálvese quien pueda", la práctica y la prédica del desamor y de la histeria. Me descorazona la idiotez colectiva, la idealización de lo superfluo, el asesinato de la inocencia, el descuido suicida de lo poco que merecería nuestro mayor esmero, el desconocimiento o el olvido de nuestra propia condición.

Me conmovió no hace mucho que el cosmólogo Sagan, en un artículo extenso, escrito como desde un punto perdido en el infinito del espacio, desde el cual el mundo se observa como una bolita cachuza, terminara diciéndonos: "Besen a sus hijos". Escuchemos a estos hombres, sigámoslos, leamos a los poetas; no permitamos que el misterio de la existencia deje de estremecernos cada día, porque es el costo más alto que podemos pagar por nuestra necedad y nuestra omnipotencia.

La vida de un árbol merece nuestra devoción y nuestro más grande regocijo. Al amparo gozoso de su sombra, acariciados por la tibieza de la luz del sol y arrumados por el sonido mágico e irrepetible de su follaje mecido por la mano invisible del viento, estaremos a salvo de la alienación y de la orfandad; siempre y cuando seamos capaces de apreciar esa gloria, mientras nos sea posible, y de reconocer en ella nuestra mayor riqueza.

Que la muerte no nos hiera en vida, que la ferocidad no nos pueda el alma, que nada troque nuestra dicha de estar despiertos, que una caricia nos atraviese como una flecha jubilosa y radiante. Besemos a los que amamos, amémonos.



lunes, 27 de diciembre de 2010

Mestizaje musical

Una de las cosas hermosas y positivas que nos ha proporcionado el fenómeno de la globalización ha sido la mezcla de maneras de expresar la música muy distantes geográficamente, pero fuertemente cercanas a la hora de transmitir eso que sólo la melodía y el ritmo son capaces de evocar. Gracias a los avances en la telecomunicación (internet, telefonía móvil, televisión por satélite) y a la relativa facilidad para recorrer grandes distancias con los transportes modernos; el mundo se ha ido haciendo cada vez menos misterioso y más estrecho. Se acabaron los tiempos de los grandes exploradores y aventureros, que recorrían territorios ignotos para contactar con culturas extrañas, que asombraban y horrorizaban con sus costumbres a los pacatos occidentales. Sin embargo, la curiosidad por lo desconocido, y la magia que puede nacer del encuentro entre dos culturas, ha sobrevivido a la Coca-Cola, la CNN, el fútbol y los documentales de antropología/reality.

Sería más correcto decir que el mestizaje de culturas es tan antiguo como la propia cultura humana. Nuestros ancestros nómadas recorrían el planeta siguiendo a los animales que cazaban y se encontraban con otros grupos con los que no siempre luchaban, si había alimento para todos, pues con la colaboración entre ambas partes se podían abatir presas más grandes como un mamut. Con el estómago lleno, ambas tribus danzaban alrededor de la hoguera celebrando el éxito de su trabajo en común e intercalaban sus propias canciones y narraciones de su hazaña.

Con el descubrimiento de la agricultura el hombre se convirtió en sedentario. Así aparecieron las primeras ciudades y civilizaciones en torno a los valles del Nilo, el Tigris/Eúfrates, el Indo y el Yang-Tsé. La vida urbana permitió el florecimiento de todas las artes y también de la música. El excedente de productos propició la aparición del comercio y la apertura de rutas comerciales con otras ciudades, como la ruta de la seda, que también servían como un canal para intercambiar historias y canciones.

Empezaron a fabricarse cosas bellas, pero superfluas, innecesarias para vivir, y eso atrajo la codicia de los que se empeñaron en acumularlas. Los grandes imperios crecieron y se expandieron en un contínuo flujo de guerras, conquistas y convivencia pacífica entre los pueblos originales y los invasores, antes de empezar con un nuevo ciclo de decadencia, devastación y nueva conquista. La historia humana está repleta de ejemplos que ilustran todo esto. Lo importante es que la cultura propia se enriquecía con el contacto de otras ajenas. ¿Qué sería de nuestra propia cultura sin la invasión árabe? ¿Existiría el flamenco, por ejemplo? ¿El imperio romano hubiera sido tan inmenso durante tantos siglos sin su capacidad para asimilar tantas formas culturales?

La palabra mestizaje está asociada a una conquista concreta: la de América. Los mestizos eran los hijos surgidos de la unión entre un español y una indígena. Con la llegada de los esclavos africanos, la mezcla de sangre dio lugar a otras denominaciones como mulato (hijo entre europeo y negra), castizo (mestizo con blanca), zambo (indio con negra) o jarocho (negro con india).

El mestizaje, sanguíneo o musical, sigue vigente, aunque ahora no necesita una conquista sangrienta previa para producir sus frutos. Muchos grandes artistas, buscando expandir sus horizontes, tienen encuentros en vivo o en un estudio con músicos de otras culturas. El fenómeno de la inmigración también es decisivo en los entornos urbanos, donde muchos jóvenes se juntan en la misma calle a tocar con desconocidos por pura diversión. Afortunadamente, la música sigue siendo un lenguaje universal, y todos somos capaces de emocionarnos, bailar y compartir esa felicidad intangible alrededor de la hoguera ancestral. Me imagino, como sucede en la película "ENCUENTROS EN LA TERCERA FASE", que si alguna vez contactamos con vida alienígena inteligente, tendremos que comunicarnos a través de la música.






lunes, 20 de diciembre de 2010

Meyerhold: In memoriam





ESCENA 1

(La luz de un proyector de diapositivas ilumina la escena. Meyerhold, vestido con calzón y camiseta blancas, avanza hasta el centro de la escena, se detiene mirando al frente y se coloca una venda blanca en los ojos)

OFICIAL (En off) Vsevolod Meyerhold, on оsuzhdеn umirаtb rаsstrеlyannym. ¡Prigоtоvlеnnyе! ¡Nаgruzk! ¡Tochki! ¡Ogоnb!

(Suena una ráfaga de disparos. Meyerhold se desploma. Se escuchan campanas. El tañido se va fundiendo con el llanto de un bebé. Meyerhold se incorpora, se coloca un mono blanco, camina hasta el proyector de diapositivas y aprieta el botón de arranque. La escena se ilumina de un tono verde)

MEYERHOLD (El tema Troika de Prokofiev acompaña la narración y ambienta la escena) Me llamo Vsevolod Meyerhold. Nací en Penza el 28 de enero de 1874. Penza, a 600 kilómetros de Moscú, era un importante centro cultural y artístico, y un refugio para exiliados políticos. Mi padre, de origen alemán, me dio una educación rígida. Pero mi madre me inculcó el amor al arte. Al cumplir los 21 años me fui a Moscú para estudiar derecho.

(En escena irrumpe un obrero con un mono blanco que va colocando sillas y objetos que simulan un escenario teatral)

MEYERHOLD Al cabo de un año, dejé el Derecho y me matriculé en la escuela de Arte Dramático. Gracias a ello conocí a Stanislavski. Asistí a varios de sus montajes pues su método de trabajo con los actores me fascinaba. Así, en 1898 me incorporé como actor al estreno de “LA GAVIOTA” del maestro Chéjov. ¿A qué se debe que vista... (La voz de Meyerhold/narrador se solapa con la de Meyerhold/actor haciendo de Medvédenko, que entra en escena junto a Masha, ambos vestidos de negro. El narrador hace ahora de obrero)

MEDVÉDENKO ...usted siempre de negro?

MASHA Llevo luto por mi vida. Soy desgraciada.

MEDVÉDENKO ¿Por qué razón? (Pensativo) No lo entiendo... Tiene usted salud; su padre, aunque no sea rico, goza de un buen pasar. Para mí la vida es mucho más dura. Sólo cobro veintitrés rublos al mes, y con descuento, además; pero, así y todo, no me pongo de luto. (Se sientan)

MASHA No se trata del dinero. También una persona pobre puede ser feliz.

MEDVÉDENKO Eso, es en teoría. Pero, en la práctica, resulta que tenemos un sueldo de veintitrés rublos al mes para mi madre, mis dos hermanas, mi hermano pequeño y yo. Y hace falta comer, ¿verdad? Hay que comprar té y azúcar, ¿verdad? Hay que comprar tabaco, ¿verdad? A ver cómo se arregla uno...

MASHA (Mirando hacia el estrado) Pronto comenzará la función.

(Uno de los obreros enciende la luz de la sala y el otro apaga el proyector)

ESCENA 2

(Meyerhold/Medvédenko se quita la ropa negra y se queda con un mono blanco. Los obreros descorren las cortinas y se llevan los objetos de la escena para hacer mutis)

STANISLAVSKI ¿Qué significa esto, Meyerhold?

MEYERHOLD Querido Stanislavski, estoy cansado de este teatro decadente y obsoleto. Los nuevos tiempos requieren nuevas formas.

STANISLAVSKI ¿Qué quieres decir?

MEYERHOLD Estoy en contra de la cuarta pared. Prefiero dejar encendidas las luces de la sala, suprimir el telón, y permitir que los espectadores vean las paredes de ladrillo del fondo, para que no olviden que están asistiendo a una representación.

STANISLAVSKI El teatro ha de ser semejante a la realidad cotidiana; debe reproducir en la escena las situaciones y ambientes de la realidad. No puedes destrozar esa convención.

MEYERHOLD Propongo una convención consciente que desmonte la ilusión de realidad del teatro naturalista.

STANISLAVSKY ¿Convención consciente?

MEYERHOLD Sí. Basta ya de jugar a engañar al espectador. Debe ser plenamente consciente de que está contemplando a un actor representando un papel.

STANISLAVSKI
Estoy de acuerdo en que el teatro debe evolucionar con los nuevos tiempos, pero aún no podemos plantear un cambio tan radical. Toda revolución prematura está destinada a una degeneración fatal. (Stanislavski abandona la escena)

MEYERHOLD No consigo entregarme con serenidad a mi arte cuando mi sangre bulle y todo me llama a la lucha. Sí, el teatro puede desempeñar un papel inmenso en la transformación de todo lo que existe. ¡Basta ya de dormir!

(Se apagan todas las luces de la sala)



ESCENA 3

(En la oscuridad suena “Industrial Revolution” de Jean Michel Jarre)

MEYERHOLD Stanislavski tenía toda la razón. La revolución teatral que quería plantear sucumbió ante el rechazo de los actores y mi inexperiencia como director escénico. Lo mismo sucedió con la revolución social. En 1905 se produjo una gran revuelta de campesinos y obreros en Rusia, que fue aplastada por las tropas del zar Nicolás II. Subsistí en el Teatro Imperial como director durante diez años, pero tuve que renunciar a cualquier experimentación que escandalizara al público. Aunque mis inquietudes creativas no desaparecieron. Me sumergí en los ambientes más sórdidos del teatro de varietés, el cabaret y los espectáculos circenses escudado bajo el seudónimo de Doctor Dapertutto. Esa experiencia me abrió la mente sobre las infinitas posibilidades que ofrecía trabajar con el propio cuerpo.

(El proyector ilumina la escena con una luz roja. Tres obreros con mono blanco caminan con el puño alzado)

MEYERHOLD En 1917 estalló al fin la Revolución. Me impliqué muy a fondo desde el inicio, uniéndome al partido comunista. Fui nombrado director de la sección teatral de la comisaría de instrucción. Era el artista más importante del nuevo teatro soviético, y desde esa posición reivindiqué el papel del actor como obrero.

(Meyerhold camina hacia los obreros con un megáfono ante la boca)

MEYERHOLD El octubre de las artes significa luchar contra la tendencia puramente educativa, que sitúa al proletario a merced de la ideología feudal y burguesa.

El octubre de las artes significa adoptar una actitud verdaderamente marxista con respecto al arte en el terreno de sus relaciones de producción.

El Octubre de las artes significa buscar formas adecuadas al contenido volcánico de nuestro tiempo.

¡VIVA EL GRAN OCTUBRE DE LAS ARTES!

(Los obreros jalean a Meyerhold. Una voz metálica pronuncia la palabra “Revolution”. Los cuatro obreros se colocan en línea, mirando al frente, para simular una cadena de montaje. El tema “Man Machine” de Kraftwerk va marcando el ritmo de los movimientos. Al principio son marcadamente humanos, pero se van mecanizando progresivamente hasta ser robóticos. La cadena de montaje se transforma entonces en una máquina que se desplaza por la escena y rota sobre sí misma, hasta que se acerca al proyector y uno de los hombres/máquina presiona el botón y la luz se vuelve azul)




ESCENA 4

(Se escucha el tema “Old Artist” de Archive. Los hombres/máquina se despojan del mono caminando hacia atrás. Sus movimientos se van ralentizando)

MEYERHOLD En 1922 conseguí enunciar la ley fundamental de la Biomecánica: Todo el cuerpo participa en cada uno de nuestros movimientos. Puesto que la creación del actor es creación de formas plásticas en el espacio, el actor debe estudiar la mecánica del propio cuerpo. El actor biomecánico es el artista proletario hecho hombre de teatro.


(Meyerhold se desprende del mono y se une a los tres camaradas en una coreografía biomecánica al ritmo de la música. Tras combinarse por parejas, en solitario y en grupo, tres de ellos expulsan al cuarto que oprime el mando del proyector y la luz se vuelve amarilla)



ESCENA 5

(Suena el tema “Paramechanical World” de Amon Düül. Meyerhold se sienta en la parte más cercana de la escena y escribe en un cuaderno)

MEYERHOLD Después de volver de la gira por París y Berlín ya nada ha sido igual. Stalin ejerce su poder de una manera cada vez más asfixiante. He caído en desgracia, pero no soy el único. Todos los grandes dramaturgos, escritores y músicos de Rusia han visto cercenadas las alas de su libertad creadora.

(Aparecen tres manipuladores con cintas enrolladas en las muñecas. Uno a uno se acercan a Meyerhold, le colocan las cintas en sus muñecas y comienzan a manejarlo como una marioneta)

MEYERHOLD ¿Y qué es el artista, si ha de estar sujeto a los caprichos de un tirano?

(Meyerhold rota hacia la derecha y cambia su puesto con uno de los manipuladores que pasa a ser marioneta)

MEYERHOLD Soy un esteta. Como artista, arrojo perlas a los puercos sin poder ofrecer las bellas flores de mi alma a quienes son dignos.

(Meyerhold rota hacia la derecha y cambia su puesto con uno de los manipuladores que pasa a ser marioneta)

MEYERHOLD El teatro se ha afirmado así por encima de los partidos y ha hecho comprender que llegará un día en que sus paredes defenderán contra el látigo a los que se esforzaron por gobernar el país en nombre de la libertad de todos.

(Meyerhold rota hacia la derecha y cambia su puesto con uno de los manipuladores que pasa a ser marioneta)

MEYERHOLD Esforzaos por sacar placer del cumplimiento de vuestra tarea escénica. Es el axioma número uno.

(Suena el tema “Alexander Nevski” de Prokofiev, Meyerhold rota hacia la derecha y su sustituto queda delante. Detrás, los tres camaradas se colocan en una línea oblicua, se atan la venda ante los ojos y buscan la fila india)

MEYERHOLD Mi vida me parece como una larga crisis torturante de una horrible enfermedad que se arrastra a lo largo de ella. No hago sino esperar, esperar que esta crisis se desate de un modo u otro. No tengo miedo del porvenir, con tal de que el final llegue pronto, no importa qué final... Pero eso basta.

(El primer Meyerhold se coloca la venda. En pleno éxtasis musical suenan los disparos y los cuerpos caen si vida al suelo. El proyector pasa las diapositivas sin imágenes de modo intermitente)

FIN

miércoles, 2 de junio de 2010

La música de Turquía




Turquía es un punto de encuentro entre oriente y occidente; Europa y Asia; cristianismo e Islam; la tradición y la modernidad. Hasta su ciudad más cosmopolita, Istanbul, está repartida entre las dos orillas del estrecho del Bósforo. Dentro de sus fronteras conviven, además de todos los credos, diversas etnias que aportan mayor variedad y riqueza al inmenso patrimonio cultural turco: kurdos, armenios, azeríes, macedonios... Su música es exótica, cautivadora y extraordinariamente profusa.

Aquí os dejo esta pequeña muestra.


miércoles, 7 de abril de 2010

El misticismo musical sufí





El sufismo es la rama mística del Islam. Se trata de buscar la pureza del corazón a través del amor profundo a Allah, que en definitiva es el camino de amar a todas las criaturas del universo y al universo mismo. Los musulmanes usan el término "tasawwuf" para definir esta devoción trascendente. El significado parece derivar de diferentes raíces. Por un lado la palabra "suf" significa lana, que era el tejido humilde que usaban los primeros sufíes. También se lo relaciona con la palabra "safa" (pureza), que es el distintivo de todo buen sufí. Incluso puede venir de la expresión "ahl al-sufa" (gente del sofá), en alusión a los compañeros del profeta Mahoma, que permanecían meditando en una sala aislada del ajetreo mundano en las cercanías de la mezquita de Medina.

El sufismo se fue desarrollando en paralelo a nuestra época medieval (principalmente entre los siglos XI y XV), y se extendió con las conquistas del Islam. A lo largo de los siglos, y en diferentes lugares, fueron surgiendo hermandades o "turuq" que practicaban su propio culto, escribían textos religiosos, componían poesías místicas e interpretaban música para recitarlas como una salmodia.

Una de las figuras más influyentes de la filosofía sufí fue Yalal ad-Din Muhammad Rumi, conocido como "Mevlânâ" (Nuestro Señor), y que vivió en la península Anatolia (Turquía) en el siglo XIII. Rumi profundizó en la idea de alcanzar el éxtasis místico a través de la canción, la música y la danza. La hermandad sufí que sigue sus enseñanzas es la Mevleví, conocida en el mundo por sus derviches giróvagos.

El "samâ" es la ceremonia en la que los monjes mevlevís ejercitan la meditación idealizada por Rumi. Tras una introducción musical, los cantores comienzan a recitar y los derviches aparecen envueltos en túnicas oscuras. Uno de ellos deposita una piel de oveja teñida de rojo en el centro de una manta de lana blanca, a su vez en el suelo en el centro de la sala. Uno a uno caminando en círculo, los monjes se detienen ante la lana tintada en señal de respeto, efectúan una ligera reverencia y saludan al compañero tras él. Esto se repite tres veces. Tras una señal, marcada por el final de la canción, los monjes se desprenden al unísono de sus ropajes sombríos y descubren, con un brillante destello, sus vestidos inmaculados con largas faldas que les cubren los pies.

Los derviches cruzan los brazos sobre el pecho con las palmas apoyándose en los hombros. Cuando completan este paso, uno a uno, comienzan a girar sobre sí mismos. Las manos se van apartando del cuerpo poco a poco; los brazos se extienden en cruz; la palma derecha se alza al cielo para recoger la energía divina, y la izquierda se dirige al suelo para repartirla por la tierra. A la vez que giran sobre sí mismos, los derviches se desplazan en círculo por la sala. Parece ser que Rumí buscaba reproducir los movimientos de rotación y traslación de los planetas de nuestra Vía Láctea. Cada hombre gira alrededor de su corazón y todos giran alrededor del sol, representado por el vellocino rojo.



Existen muchas otras ceremonias que relacionan la música, la poesía y la danza con el sufismo. Desde los grandes maestros del qawwali pakistaní como Nusrat Fateh Ali-Khan o Abida Parveen, a los rituales gnawa del noroeste de África, pasando por las tradiciones de Irán, Mauritania o Túnez.

Este programa de EL MÓN DE LES ALTRES MÚSIQUES es uno de los que más he disfrutado preparando y grabándolo. Espero que también os guste.


martes, 6 de abril de 2010

Música de Mali





Después de pelearme un poco con el servidor de Goear he podido colgar el programa de radio dedicado a la música de Mali que Carlos Luzuriaga y yo presentamos para EL MÓN DE LES ALTRES MÚSIQUES.

Este país es uno de los que ofrecen mayor variedad musical en África, por la fastuosa diversidad de etnias que allí coinciden: tuaregs, mandingas, fulanis, bambaras... Cada una con su lengua y cultura propias.

Los medios de grabación de Mali son tan precarios, que la mayoría de músicos que han querido hacer carrera han tenido que viajar a la metrópoli (Francia) donde los productores les acogieron con los brazos abiertos en los estudios parisinos. Gracias a ello nos han llegado las canciones de portentos como Ali Farka Touré, Salif Keïta, Toumani Diabaté o Amadou y Mariam. Estos embajadores de la música maliense han conseguido que la capital, Bamako, acoja unos estudios de grabación dignos donde los intérpretes locales trasiegan con gran profusión.

Os dejo el programa completo a vuestra disposición. Perdonad por el "ligero" retraso. ¡Un año no es nada!

viernes, 29 de enero de 2010

Tras el paréntesis





Supongo que si hay alguien por ahí que seguía este blog, se habrá estado preguntando por la ausencia de novedades desde el pasado mes de abril. No me ha pasado nada grave, ni me he cansado de repente. La vida suele ser muy generosa en oportunidades si te encuentras en una disposición receptiva. Mi prioridad durante esta elipsis voluntaria ha sido disfrutar de todo lo que se me ha ido presentando.

He viajado a Istanbul, Irlanda, Londres y Milano. He caminado por el Pirineo. He actuado en una comedia musical. He recorrido mi comarca y me he entrevistado con alcaldes y asociaciones para un trabajo de investigación con voluntad ecologista. He despedido a mi querida abuela en Francia. He encontrado el amor de una forma maravillosamente inesperada. He cultivado nuevas amistades y he seguido manteniendo las viejas. He grabado varios programas con música de todo el mundo. He participado como guionista en el rodaje de un documental que ha tardado cinco años en culminarse. He cantado, bailado, llorado y reído. He fotografiado el mundo. He hecho planes. He tenido experiencias inquietantes pero maravillosas. He podido sentir la vibración de la energía dentro y fuera de mí.

El año 2009 ha sido verdaderamente inolvidable. Perdonadme, pero estaba tan absorto viviéndolo que he ido dejando a un lado la necesidad de contarlo, de compartirlo por escrito. Ahora que ha empezado el 2010. Ahora que ya voy digiriendo todo lo pasado. Ahora que vuelve a existir tiempo para iniciar nuevos retos. Ahora puedo seguir donde lo dejé.

¿Por dónde empiezo?

viernes, 3 de abril de 2009

UAKTI


Esta madrugada se emite en Radio 9 el nuevo programa de “El món de les altres músiques” en el que aparezco como invitado especial. Esta vez, Carlos y yo hemos dedicado una hora a glosar la trayectoria musical de un conjunto que me tiene fascinado: Uakti.

Según la tribu amazónica de los Tukano (tucán) de la zona del río Negro, Uakti era un gigantesco monstruo que se paseaba por la selva. Su cuerpo estaba lleno de agujeros por los que el viento silbaba de una manera que era irresistiblemente atractiva para las mujeres, que le seguían hipnotizadas en sus marchas por la selva. Los hombres decidieron matar al gigante. Lo acribillaron con sus flechas, lo enterraron y las palmeras crecieron sobre su tumba. Con el tronco de estos árboles fabricaron flautas y otros instrumentos con los que seducían a las chicas tukano.



Este grupo brasileño presenta la peculiaridad de usar, casi exclusivamente, instrumentos inventados por su líder y compositor: Marco Antonio Guimarães. La música, pese a ser claramente contemporánea, posee una sonoridad que nos transmite sensaciones ancestrales. Hay algo muy antiguo y tribal en su propuesta.

Os dejo el programa y una entrevista con uno de los percusionistas del grupo. Ya sé que hablan en portugués, pero a los brasileños se les entiende bastante bien. O eso me parece a mí. Quizá no sea muy objetivo...

En todo caso, quiero reivindicar la excelencia de su música desde aquí. Espero que para alguno de vosotros sea un agradable descubrimiento.


jueves, 2 de abril de 2009

Estreno de "68"



El día 27 de marzo se estrenó por fin “68”, escrita y dirigida por Ismael Bereje. La representación, en la casa de cultura del Puerto de Sagunto, supone la culminación de dos años de intenso trabajo. Puedo aseguraros que la espera ha merecido la pena.


No contaré aquí nada sobre el argumento de la historia. Baste decir que sólo aparecen cuatro personajes: un pianista que acompaña las acciones desarrolladas sobre la escena;


Jean-Pierre, un joven paralítico cerebral con una inteligencia trágica y poética al unísono;


Paul, su padre, que es capaz de confinar su enorme timidez en un rincón cuando se trata de mantener entretenido a su vástago;


Y Claire, la madre, que ha sabido crear un universo de detalles para preservar a su familia del pozo sin fondo de la apatía;


Un quinto personaje, sin presencia escénica, se inmiscuye en las rutinas cotidianas de estos habitantes de un piso parisino: la revolución de mayo del 68.


Por una afortunada programación, este estreno coincidió con el Día del Teatro. Y la obra es todo un homenaje al teatro, que exige del público una implicación que va más allá del aplauso final.


Y sí, como espectador puedo decir que reí y lloré, pero también salí de la sala llevándome la obra conmigo. La propuesta no acababa con el telón. Un debate interno se abre cuando volvemos a nuestras realidades. Varios asistentes confesaban que estaban aturdidos por lo que acababan de vivir, pero no sabían explicar el por qué.


Todo buen contador de historias adquiere un compromiso con la vida. En épocas ancestrales, el encargado de transmitir las narraciones propias de las diferentes mitologías era el shaman, el hechicero, el curandero: la persona que servía de puente entre vivos y muertos; entre dioses y humanos; entre antepasados y coetáneos.


Esos narradores se servían de las arquetípicas andanzas de los héroes para comunicar verdades profundas sobre el sentido de la existencia. Bajo el símbolo se hallaba la llave para enfrentar los diferentes desafíos de la vida.


En “68” existe ese compromiso. No busca entretener por encima de todo, aunque nunca deja de captar la atención del respetable.


No es tampoco un texto críptico con ínfulas artísticas y sofisticadas, para que algunos esnobs se las den de intelectuales porque creen entender algo que a los demás no nos llega, pero hay poesía, reflexiones incisivas, y sí, arte de altura humana.


No hace falta haber visto mucho teatro para disfrutar de esta propuesta. No hace falta haber leído mucho. Cualquier persona viva y receptiva puede paladear a gusto lo que se le ofrece, pues el verdadero arte es siempre un homenaje a la vida y a los que la vivimos.


Mis felicitaciones al autor y a todo su equipo por el excelente trabajo realizado: a Ismael por su texto y su minuciosa dirección; a Karina Muñoz, Juan Pajares y David Cabezas por la escenografía; a Raquel Escriche por la iluminación; a Lorena Comín por la confección del vestuario; a Esther Chicharro por el diseño artístico; y a Omar Vilata por crear en directo la banda sonora.


Mi aplauso y mi admiración para esos excelentes actores que son Mª Jesús Suàrez, Sergi Juesas y Ángel Fígols. ¡Enhorabuena! Tantas horas de esfuerzo han dado su fruto.


No os perdais la ocasión de ver "68" si teneis oportunidad. Se vuelve a representar en Valencia los días 25 y 26 de abril, en la sala Carmen. Allí estaré una vez más para descubrir nuevas cosas.



¡Un abrazo a todos!

miércoles, 1 de abril de 2009

Abril



Pirómano de mi pasión

Quiero quemarme en tu piel

Y apagar mi fuego

En el tuyo


Son tus yemas

Las que lamen

Como llamas

Mi tronco

...Y sus ramas


Miles

Millones

De pelos

De hojas

Se retuercen

Se encogen

Se estiran

Se incendian

En el ardor de tu aliento



Lento

Lento

Pero imparable

Avanzas

Incinerando las ondulaciones

De mi anatomía

Sus bosques

Sus valles

Sus colinas y picos

Y en el río te detienes


Consumámonos juntos

Que el viento esparza

Los restos de nuestra hoguera


domingo, 22 de marzo de 2009

Sobre esa tensión no resuelta...


Cuando mi mirada
escudriña la distancia
buscando cruzarse
con otros espejos...

Cuando mi cuerpo
utiliza cualquier excusa
para sentir
el calor del ajeno...

Cuando mis manos
recorren siluetas
en el aire
de una madrugada solitaria...

Cuando el desesperado lamento
de una gata en celo
no me permite
obviar mi deseo...

Cuando cualquier elemento
es susceptible de provocar
los mecanismos
de la fantasía...

Cuando el silencio
incinera
toda posibilidad
de ser cauto o casto...

Cuando el poder
de la tormenta acecha
tras cada ángulo
sin desarrollar...

Cuando sustantivos, verbos y pronombres
confabulan para despertar el ansia
y se declaran impotentes
para frenarla...

Cuando todos los recuerdos gozosos
son convocados
para mitigar la espera
de los nuevos...

Cuando mis energías
no se conforman
con hacerme sudar
sólo a mí...

Cuando hasta los puntos
suspensivos
están hastiados
de su vacío (!)

Cuando la primavera
amenaza
con promesas
de pasiones sin meditar...

Cuando los sueños
aparcan todo lo simbólico
para reproducir sin tapujos
lo que añoran mis sentidos...

Cuando lo más urgente
es resolver esta tensión
pues todo lo contamina
de humedades secretas...

Cuando...

...se acabó la tregua.

sábado, 21 de marzo de 2009

Mis gustos


Me gusta la belleza en todas sus manifestaciones.

Me gusta saborear la pureza de los momentos.

Me gusta contagiarme con la risa de cualquiera.

Me gusta celebrar hazañas minúsculas y secretas.

Me gusta que todo fluya aunque ignore la dirección.

Me gusta sentirme arropado por fuerzas que no controlo.

Me gusta percibir las energías que nos acompañan.

Me gusta llorar sin poder explicar la razón.

Me gusta respirar el frescor de una mañana.

Me gusta caminar por sendas y no ver asfalto.

Me gusta salvar desniveles y contemplar el panorama circundante.

Me gusta el silencio adornado de sonidos de la naturaleza.

Me gusta la sensación del primer baño en el mar.

Me gusta despertarme desnudo y que tú también lo estés.

Me gusta colocarme ante un desafío y sorprenderme con mi reacción.

Me gusta la paz, la serenidad y la quietud.

Me gusta la honradez, la dignidad y la coherencia.

Me gusta la comprensión, el perdón y la paciencia.

Me gusta la ternura, la pasión y la inocencia.

Me gusta la decisión, la voluntad y la perseverancia.

Me gusta cantar, bailar e interpretar.

Me gusta contar y escuchar historias.

Me gusta borrarlo todo y empezar de nuevo.


Me gusta decir ME GUSTAS.


viernes, 13 de marzo de 2009

El món de les altres músiques


(Tercera parte de la historia comenzada con “Conte de l’incroyable amour” y “Carta bomba”)

Tras una primera lectura de la carta de J.L. no hubo ninguna reacción. Recuerdo que iba tan alegre a comprar el pan, y decidí sentarme en una plaza para disfrutar del sol de abril mientras leía. Pero no había rayo que me calentara una vez que repasé, incrédulo, lo que me parecía una broma muy pesada.

Nunca había experimentado una rabia tan enorme. Estaba furioso, como jamás nadie a conseguido ponerme, y profundamente herido. ¿Cómo alguien, a quien yo consideraba amigo, podía tratarme de esa manera?¿Cómo podía acusarme, dar por hecho todo y tratarme como a un delincuente, sin haber hablado previamente conmigo?¿De dónde salía esa descomunal desconfianza, ese ponzoñoso discurso, ese manifiesto desprecio cargado de temor y envidia?

Inmediatamente entendí que la única persona que podía haberle envenenado los oídos acerca de mí, era su madre. Supongo que pensó que yo podría ser una amenaza para la carrera radiofónica de esa estrella en alza que era su hijo. Es una historia tan antigua como los celos. Pero, coño, yo ERA SU AMIGO y no me dio ni el más diminuto beneficio de la duda.

Cuando comprendí que la carta no era ninguna pesadilla impresa quise mandar a J.L. y su programa a la mierda (y perdonad por la expresión, pero no hay mejores palabras en este caso). Los amigos que leyeron el auto de acusación actuaron de colchón. Me aconsejaron que no hiciera nada hasta calmarme un poco y calibrar en frío qué era lo mejor para mí. Como no soy de los que se deja llevar por la ira, les hice caso. Luego recapacité sobre mi situación. No iba a privarme de hacer algo que me gustaba por culpa de esto. La gente de Radio Ciutat de Badalona tampoco se merecía que les dejase colgados.

Enfadado, pero sereno, me afané a responder punto por punto, y por escrito, a las acusaciones y exigencias de J.L. Muy educadamente, con el finísimo sarcasmo que supone no perder las formas, le fui desmontando sus argumentos y expuse los míos. Después de meditarlo bien, había decidido seguir llevando NUEVA MÚSICA hasta que pudiesen cubrir mi ausencia con los cuatro programas que dejó grabados. Por supuesto, devolví todos sus cds a su casa y usé los míos en las semanas restantes. No puedo olvidar la mirada de odio de su madre cuando dejé el material de su vástago y me despedí para siempre.

Unos días más tarde, J.L. me llamó para barruntar un intento de disculpa que no sonó sincero. Se escudaba en afirmar que había escrito la carta en un arrebato y que lo sentía. Y yo le pregunté que era lo que sentía exactamente: ¿Haber escrito y mandado ese panfleto?¿Haberse pasado cuatro pueblos con el tono?¿Haberme tratado como a un criminal?¿Haber traicionado mi confianza?¿O haberme dejado el programa? Para mayor escarnio, tuvo la desfachatez de contarme que había hecho una copia para su familia, y que su hermana de trece años (y con dos dedos de frente) le dijo que acababa de perder un amigo. ¡¡¡¿¿¿???!!!

A partir de entonces tuve que realizar conexiones telefónicas con Londres, para que J.L. explicara sus impresiones sobre los conciertos de la capital británica a los oyentes de una emisora local. Después de una de esas intervenciones, Patricia le cantó las cuarenta, puesto que había aguantado más de un desaire y tenía mucha rabia acumulada que le soltó sin filtrar.

Finalmente, llegó la grabación de mi último programa. Tuve que comunicar al jefe de programación que ya no seguiría en la emisora. Cuando me preguntó el porqué debió notar mi incomodidad. Le dije que era por un asunto personal, sin dar más detalles. Él se olió algo raro e insistió en saber si había tenido algún problema con algún compañero. Le confesé que J.L. me había mandado una carta ofensiva y que no tenía interés en seguir colaborando con él en adelante. Su semblante se tornó repentinamente serio, pero no me preguntó más.

Una semana más tarde hice algo de lo que no me siento orgulloso. Había quedado con Patricia para despedirme de ella y traía la famosa carta porque quería que le hiciera una fotocopia. Justo cuando le daba la copia, apareció el jefe del programación olfateando algo raro. Me preguntó si esa era la misiva de la discordia y no se lo negué. Sin esperar mi permiso, se hizo otra copia para él y desapareció en el despacho del director. La cosa se me había escapado de las manos, pero ya me daba todo igual. Lamentablemente, aún me quedaban un par de episodios penosos por vivir.

Cuando J.L. regresó de Londres, un mes más tarde, me llamó pidiendo un encuentro en Barcelona. Yo estaba ya en casa de mis padres, en el Puerto de Sagunto, y lo último que me apetecía era volver a verle la cara. Pero me dijo que los de la emisora habían hablado con él y que él tenía que proponerme algo. Un incomprensible sentido del deber y la vana esperanza de ofrecerle la oportunidad de excusarse en directo, hicieron que me desplazara para reunirme con él.

No consigo recordar ningún otro momento en que haya estado tan furioso. Daba miedo, puesto que no tenía que alzar la voz ni agitar el brazo para resultar amenazador. Bastaba con la mirada: helada, fija y cargada de odio. Dejé que hablara primero con la idea de no interrumpirle hasta que acabara. Él, visiblemente incómodo y nervioso, sacó una cuartilla donde había destacado una serie de puntos y los fue enumerando sin ser capaz de mirarme a los ojos.

Su propuesta, evidentemente obligada por la directiva de la emisora, era que yo siguiera en el programa como colaborador fijo. Ni rastro de arrepentimiento o disculpa. Es más, me pidió los cuatro cds que me habían enviado las discográficas, y se mostró altivo y orgulloso haciendo presente el tono de su carta.

Como vi que no había nada que hacer, le pregunté si tenía alguna cosa más que añadir y tomé el turno de palabra. Le aclaré que no pensaba hacer con él ningún programa ni ninguna cosa más, que no le iba a dar unos cds que eran míos, y que lo que más me dolía de todo esto era que yo le consideraba un amigo. Le aconsejé que cambiara esa actitud tan prepotente, que yo no era nadie para demostrarle nada, pero que si no lo hacía, la vida le pondría en su sitio.

No he vuelto a hablar con él.

Todavía me quedaba por comerme una almendra amarga. El jefe de programación de Radio Ciutat de Badalona me llamó en septiembre para ofrecerme dos horas semanales con lo que yo quisiera hacer, puesto que habían decidido retirar a J.L. y su programa de la parrilla. Me daba carta blanca. Me dijo que fuera preparando el formato del nuevo programa y que quedaríamos en un par de semanas para concretarlo todo.

Cándidamente, me ilusioné muchísimo con la zanahoria que me estaban enseñando. Mi orgullo herido veía una recompensa a sus sufrimientos. Mi programa se iba a llamar “LA LUZ GLAUCA” e iba a explorar caminos menos trillados y más experimentales que “NUEVA MÚSICA”. Mi sintonía era un tema de Klaus Schulze.


Cuando me entrevisté con el director de la emisora no tuve ocasión de explicarle mis ideas. Me pidió disculpas, pero no podía mantener su oferta de cederme un espacio en la programación. J.L. les había amenazado con montar un pollo si yo presentaba un programa, y ellos no querían más quebraderos de cabeza.

El chasco fue descomunal, desolador, inconsolable. Se me fueron de golpe las ganas de pisar un estudio radiofónico. Aunque, afortunadamente, eso no afectó en absoluto a mi amor por la música. Así que me centré en disfrutarla; en seguir descubriendo nuevos grupos, artistas y estilos; y en ir acumulando una respetable discografía.

El epílogo de esta historia llega trece años después. En este 2008 crítico y catártico, me decidí a dar un giro radical a mi vida. Dejé el trabajo, cogí mis cosas, y volví a casa de mis padres para comenzar un nuevo ciclo.

Mi viejo amigo Carlos Luzuriaga aún sigue en Ràdio 9. No tardó nada en invitarme a hacer con él un programa especial con lo que me apeteciera para “EL MÓN DE LES ALTRES MÚSIQUES”, que es como se llama el espacio. Y mi propuesta fue dedicarle una hora a Anouar Brahem, para que su “Conte de l’incroyable amour” volviera a sonar en el dial y conquistara el oído de más gente.

Carlos ya ha advertido a sus oyentes de que volveré el primer viernes de cada mes como invitado especial.

El próximo programa estará dedicado a los brasileños UAKTI.

Gracias, Carlos, por ayudar a sacarme esa espina.


miércoles, 11 de marzo de 2009

Año 1 después de Brasil


Hace justo un año estaba en Brasil. No me voy a extender con las circunstancias que me llevaron hasta ese país en un mes de marzo. Lo importante es que ese viaje era el punto de inflexión que necesitaba mi vida para salir del estancamiento, la apatía, la desesperanza y todos los sinónimos que se os ocurran de la depresión. En ese sentido, cumplí con el tópico de las road movies que utilizan el recorrido geográfico del protagonista como una metáfora de su transformación interior. Sí, mi viaje tuvo muy poco de turístico y mucho de iniciático. Se trataba de abrir mi espíritu a un disfrute más sincero y valiente de la vida, para afrontar el desafío de ser yo mismo.

Pasé tres semanas entre la selva tropical y las playas salvajes; hablando durante horas; comiendo mangos y papayas; mojándome en el mar y bajo cascadas; compartiendo vivencias con desconocidos; extasiándome con la exhuberancia de la naturaleza; y bailando; sambando como el cuerpo me dejaba entender; liberando mis caderas del agarrotamiento de nuestras vergüenzas; sonriendo a una preciosa menina que se dejaba llevar y me seguía el ritmo; riendo con mayores y pequeños sin importarme nada. Desde que llegué tuve la extraña sensación de pertenecer a ese sitio. Como un Ulises que retornara a su hogar de Ítaca mucho tiempo después de haberlo olvidado. El portugués que hablan los brasileños me parecía el más musical de los idiomas. Me resultaba muy fácil entenderles y sé que, con una estancia más larga, lo hubiera aprendido a hablar con soltura, pues ya era capaz de cantar algo.

Al irme de allá tuve dos impresiones muy fuertes. La primera era que había todavía algo pendiente que me haría volver. La segunda, que habría un antes y un después de mi experiencia brasileña. Me sentía como si en mi vida anterior hubiese sido una oruga que se arrastrara camuflándose entre las hojas, y que hubiera escogido Brasil para comenzar su capullo de seda. Mi alma sabía que la transformación había comenzado y ya no habría vuelta atrás, aunque el proceso me proporcionara buenas raciones de dolor y miedos. A los hechos me remito. Ahora, tras doce meses de metamorfosis, surge la borboleta (mariposa) para volar bajo el sol de primavera.

Beijos para os amigos brasileiros!!

Eu retornare um dia. Minha alma tem saudade.

martes, 10 de marzo de 2009

Una estrella a su manera

Hace casi dos meses que falleció mi abuelo Emile, pépé, y ya va siendo hora que os hable más largamente sobre mi abuela Thérese, mémée. Ella siempre ha preferido colocarse en un segundo plano. Con su proverbial discreción, su trabajada complicidad, su risueño carácter y su corazón descomunal, ha acompañado a su marido cediéndole todo el protagonismo. Pépé llevaba ya muchos años sobrellevando el peso de una enfermedad ferozmente degenerativa: la poliartritis reumatoide. Sus brazos se hincharon y retorcieron; sus piernas dejaron de sostenerle; y sólo una portentosa intervención quirúrgica le salvó de perder la vista.

Thérese cuidó de su esposo con devoción en sus últimos años. Cocinaba y se ocupaba de la casa; hacía las compras; atendía el teléfono, pues pépé no podía sostener el auricular; y supervisaba que todo estuviera en orden para cumplir los rituales diarios de las comidas y las pastillas; troceaba la carne y el pan; untaba las migas con mermelada o crema de chocolate; y lo ayudaba a limpiarse cuando iba al baño. Pero mi abuelo cada vez requería de más atenciones y, aunque contaban con la ayuda de asistentes sociales que acudían cada mañana y de sus hijas Chantal y Bernadette que solían venir por la tarde, mi abuela estaba agotada. En sus últimos meses, pépé pedía ir al baño cada dos horas, y por la noche nadie podía asistir a mémée.

El médico que, periódicamente, vigilaba la salud de mis abuelos, notó que mi abuela tenía problemas para respirar. Le dijo que sería conveniente hacerse una radiografía para ver si había algún problema en los pulmones, puesto que comprobó que el problema no remitía. Mémée siempre le dio largas. Le decía que no era grave, que el que estaba realmente mal era su marido y que no quería ir a un hospital si no era realmente necesario.

Unos días después del funeral de pépé, el doctor volvió a proponerle a mi abuela que pasara por los rayos x. Esta vez ya no sé negó. Chantal y Bernadette acompañaron a su madre al hospital de Chatellerault. Mientras esperaban el resultado de la prueba, mémée soltó la bomba. Les dijo que en la radiografía iba a aparecer un tumor en el pecho y que lo sabía desde hace cinco años.

No quiso hacerse la radiografía ni se quejó sobre ello, pese a que dos de sus hermanos murieron de cáncer pocos meses antes. Ella sabía que si comenzaba a tratarse, tendría que dejar su casa y a su marido, que habría acabado en una residencia donde se habría dejado morir de tristeza. Así que le regaló a su esposo un final digno a su lado; y permitió que toda la familia disfrutara de ambos como siempre lo había hecho.

Cuando el médico comprobó que se trataba de un cáncer de mama, le rogó a mi abuela que se dejara operar. Incluso llegó a suplicarle de rodillas: “Madame Guidault quiero que esto lo haga por usted”. Mi abuela accedió.

Ayer le extirparon el pecho enfermo. Ahora se recupera en un hospital de Poitiers, a la espera de las analíticas que dictarán si más adelante ha de comenzar la quimioterapia o no será necesaria.

Desde aquí le mando un beso enorme y las mejores energías para que su sonrisa vuelva a iluminar la cocina de Chorée. Ella se ha ganado todo lo mejor. Es todo un privilegio haberla conocido y un tremendo orgullo ser su nieto. Su ejemplo de amor me deja totalmente desarmado y boquiabierto. Me quito el sombrero.

Je t’aime beaucoup, mémée.


domingo, 8 de marzo de 2009

Te quiero, alma


Gracias alma.

Gracias por guiarme pacientemente y en silencio.

Gracias por no darme por perdido jamás.

Gracias por mantenerte fiel a tus propósitos.

Gracias por permitir que me equivocase, que cayera y que sintiera el dolor.

Gracias por ayudarme a levantar después.

Gracias por no emborracharme con la fácil exageración de los aciertos.

Gracias por hablar cuando lo necesito.

Gracias por ser tú en mí.

Hoy he sentido la más desconcertante gloria que he podido experimentar.

Hoy me he sentido realmente querido por ti.

Hoy, por fin, puedo saber qué es eso de quererse a uno mismo, sin narcisismos estériles.

Hoy el calor de tu abrazo me ha conmovido, sacudido y emocionado en un torbellino intensísimo e irrefrenable.

Hoy he llorado y reído a la vez, sin una pizca de amargura en ello.

Hoy he disfrutado de ser quien soy y me he sentido orgulloso de mi trayectoria.

Hoy hago las paces conmigo.

Gracias alma.

Te quiero.

martes, 3 de marzo de 2009

Carta bomba




Resulta toda una paradoja, gracias a la perspectiva que da el tiempo, que Agustín desapareciera del programa, y de mi vida, en cuanto acabamos el instituto. Ahora tengo claro que su función en este cuento era la de presentarme a Carlos, con el que sigo manteniendo una buena amistad.

El día que conocí al locutor del VIATGE A SAMARKANDA, había quedado con Agustín en Valencia para que conociera algunas tiendas de discos donde saciar mis ansias. Nos encontramos con Carlos en la estación de Valencia. Yo le saludé imitando la voz del picarón mendigo Barragán: “¿Cómo estamos? Bien, ¿cómo estamos?”. Congeniamos al instante. Nos llevó a su casa y me enseñó su colección de cds y vinilos. ¡Bendito sea Vini Reilly! La baba se me caía por las comisuras, como a un ladrón de tumbas que hubiera encontrado las minas del Rey Salomón. Y Carlos me dijo que me podía llevar lo que quisiera. No creo que ningún niño se haya sentido más ilusionado en la mañana de Reyes como yo lo estuve al escuchar eso.

Pasaron las semanas y los meses. Yo fui grabándome todos los cds que pude de la discoteca de Carlos, y compré algunos compactos y vinilos. Acabé el C.O.U. y, tras aprobar el selectivo, conseguí matricularme en la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universitat Autónoma de Barcelona (U.A.B.). No me extenderé con detalles sobre cómo fueron mis tiempos universitarios, pues eso forma parte de otra trama que quizá me decida a abordar en alguna ocasión.

Uno de los aspectos más positivos de la experiencia universitaria es que facilita la toma de contacto entre las personas con inquietudes similares. Aunque me costó todo un curso relacionarme verdaderamente con otros alumnos, a partir de segundo inicié algunas amistades que perduran todavía. Sí, también se presentó el romance, pero eso no toca ahora, insisto.

Cuando decimos que la primera impresión es la que cuenta, no sabemos hasta qué punto es eso cierto. Deberíamos hacer más caso de nuestro instinto, porque existe una señal de alarma que se activa cuando algo va mal, aunque no sepamos explicar el qué. De entrada, J.L. no me dio para nada buen feeling. Me transmitía una imagen de brusca prepotencia y eso me hizo guardar las distancias. Pero como era colega de algunos de mis amigos lo toleré en silencio hasta que el destino me preparó un nuevo órdago.

Fue un concierto de Jean-Michel Jarre en el flamante estadio olímpico. Silvia había quedado conmigo y J.L. para el evento, que prometía ser espectacular. Y no nos defraudó: fue un espectáculo de proyecciones, láser, pirotecnia y muuuuuuuuuchos sintetizadores. Los tres nos lo pasamos bomba. Acabamos abrazándonos y saltando como posesos. Por supuesto, me deshice de mis prejuicios hacia él cuando empezamos a hablar de todos esos músicos que conocíamos. Pensé que había una persona que valía la pena tras esa fachada tan bruta. Oh, un pequeño detalle más: me enteré que presentaba un programa, con un estilo musical parecido al de Ramón Trecet, para Ràdio Ciutat de Badalona...

Durante el tercer curso nos hicimos muy amigos. Estuvo en casa de mis padres un par de veces. Fuimos a varios conciertos para los que tenía invitaciones y claro, acabé asistiendo a la emisión en directo de “NUEVA MÚSICA” algún que otro sábado noche. La sintonía del programa era un tema instrumental de Enya, “Watermark”. La primera hora estaba consagrada a glosar las novedades en el panorama de la new age, y la segunda estaba dedicada íntegramente a una figura destacada.




Apurábamos los últimos días del curso. J.L. me dijo que tenía que hacerme una propuesta. Había solicitado una beca Erasmus para el curso siguiente y, finalmente se la habían concedido. En febrero tendría que irse a Londres para pasar allí cuatro meses y ya no podría hacerse cargo del programa, pero pensaba que yo sería un buen sustituto en su ausencia.

Hay regalos que vienen envueltos en deslumbrantes oropeles, pero contienen un payaso que salta con un resorte cuando vamos confiados a abrirlos. Yo ya había bajado la guardia. Me olvidé de la advertencia de mi instinto y me abalancé sobre el paquete, totalmente hipnotizado por los dibujos del papel, el enorme lazo y el sugestivo sonido que producía al agitarlo.

Como ya habréis imaginado, le dije que podría contar conmigo. Incluso fui tan inocente que le confesé que no me cayó bien al principio, aunque los hechos me habían demostrado que estaba equivocado.

No, los hechos me iban a demostrar todo lo contrario.

Los meses siguientes me fui preparando para ser locutor de radio. J.L. lo tenía todo muy bien planeado. Empecé apareciendo como un colaborador esporádico que comentaba con él conciertos y nuevos discos. Más adelante ya era un partenaire fijo. Ese verano, en el Puerto de Sagunto, me encargué de dos horas semanales en una emisora pirata del barrio de Baladre: Radio Liberty. La primera parte, “LA SONRISA”, estaba dedicada al cine. La segunda, “LA LUZ GLAUCA”, a la música de mis amores. Incluso tuve la osadía de hacer un parte de noticias locales entre las dos secciones.

Ya en el otoño, J.L. me animó a pensar en preparar un monográfico para la segunda parte de “NUEVA MÚSICA”. Y yo le propuse hacerlo sobre Klaus Schulze, que era mi Dios por aquel entonces. No os voy a engañar. Disfruté como un enano haciendo aquel programa, y me frotaba las manos pensando en lo que podría hacer cuando lo llevara yo. ¡Dos horas para poner lo que me diera la gana! Y era una emisión con oyentes. Incluso uno llamó para aconsejarme una tienda de discos de importación donde podría encontrar mucha música electrónica alemana de los setenta.



Poco antes de que J.L. se fuera a Londres, acudimos a una tienda de discos donde Ramón Trecet promocionaba un recopilatorio con la música de su programa. Yo le pregunté alguna cosa y, cuando finalizó el evento, uno de los asistentes quiso saber si yo era A.B. No salía de mi asombro. Era un oyente de NUEVA MÚSICA que me había reconocido por la voz. Mi instinto también estaba dormido cuando J.L. me clavó su mirada en la nuca.

Antes de irse de Erasmus, J.L. me explicó detalladamente lo que tendría que hacer. Me copié un listado de discográficas y contactos de su agenda, y me asignó la tarea de llamarlas regularmente para estar al tanto de todas las novedades y para que me asegurara que le enviasen cds a su casa o a la emisora. Yo tendría que ir cada semana a casa de sus padres, en Santa Coloma de Gramenet, para recoger los discos que fuese a necesitar para el programa y devolver los otros. No podía hablar en directo porque se emitía de 12 de la noche a 2 de la madrugada, y no había medio de transporte para ir de Badalona a Cerdanyola. Así que solía quedar el jueves anterior con la técnico de sonido, Patricia, para grabarlo en una cinta de Revox. Como medida de precaución, por si estaba enfermo o sucedía cualquier cosa que me impidiese acudir a la emisora, J.L. había dejado una cinta de video con 4 programas de recurso. Todo estaba listo.

Durante las siguientes semanas fui intensamente feliz preparando y grabando esos programas. Iba y venía a Santa Coloma y Badalona chupándome horas de trenes y metros con alegría. Como había algunos cds que ponía más a menudo, los conservaba conmigo para no andar trajinando más con ellos. Llamaba a las discográficas diciéndoles que sustituía a J.L. durante unos meses, pero que podían seguir enviando los discos a su casa o a la emisora, que yo los recogería. Hubo alguna que se empeñó en pedirme mi dirección para hacérmelos llegar directamente, puesto que era yo quien lo presentaba. Yo ya no les contradije, claro. Pensé que ya lo arreglaría con J.L. cuando regresara.

El resorte del payaso saltó al abrir mi buzón poco antes de Semana Santa.


Esta es la transcripción completa y fiel de la carta. Lamentablemente, las palabras subrayadas no son cosa mía.

Londres, 5 de abril de 1995

Estimado A:

Te escribo la presente por unas informaciones que me han llegado sobre tu labor en “NUEVA MÚSICA”, que me encantaría que fueran falsas. Antes de entrar en materia, te voy a recordar unos cuantos puntos de los acuerdos a los que habíamos llegado antes de mi marcha a Londres. Son puntos básicos y elementales sobre el funcionamiento del programa que quedaron en su momento suficientemente claros:

a) Los nuevos compactos deben llegar a mi casa y quedarse en mi casa (exceptuando obviamente los momentos en que deban salir a la emisora para ser emitidos).
b) Los compactos que lleguen a la emisora van a mi casa.
c) Las direcciones que las discográficas tienen sobre “NUEVA MÚSICA” tienen que seguir siendo las mismas: mi casa y/o la emisora. No puedes dar otro tipo de direcciones que no sean esas.
d) Los compactos que te lleves debes devolverlos sin demora.

Todo esto viene a cuento porque me he enterado de varias cosas que no me han hecho ninguna gracia:

a) Que te llevas los compactos de mi casa durante un tiempo sospechosamente largo. (Michael Nyman “The Piano”)
b) Que te llevas a tu casa los compactos que llegan a la emisora.
c) Que te quedas como si fueran tuyos compactos que me llegan a casa.
d) Y que das a las discográficas tu dirección particular, hecho especialmente grave.

Creo que te dejé bien claro por carta, que todos los compactos que lleguen fruto de tu trabajo deben ser anotados en una lista y quedarse en mi casa, para que, a mi regreso de Londres, lleguemos a un acuerdo de quién se queda los compactos.

También quiero subrayar que el hecho de que des tu dirección a las discográficas es tan grave como intolerable. ¿Qué imagen vamos a dar ante una discográfica cuando se cambia la dirección de envío de los cds cada dos por tres? ¿Crees que una discográfica puede confiar realmente en un programa que trabaja así? ¡Mucho ojo, A, con lo que hacemos!

Vistos los hechos, te pido que de inmediato

a) Devuelvas a mi casa todos los compactos que te has quedado, excepto los que vayas a poner en el programa en esa misma semana.
b) Lleves a mi casa, y no a Cerdanyola, todos los cds que lleguen a la emisora.
c) Lleves a mi casa todos los compactos que han llegado desde que yo me fui a Londres.
d) Llames ahora a todas las discográficas a las que has dado tu dirección y les des la mía o, en caso de que no quieran, la de la emisora; Me da igual la excusa que te inventes, pero quiero que lo hagas ahora.

Hasta el recibo de estas informaciones sobre tu labor en el programa, tenía ya decidido darte un papel relevante en “NUEVA MÚSICA” para cuando retomara el espacio. Cuando hablo de papel relevante, hablo de aparecer en cada programa con protagonismo y poder de decisión. Evidentemente, estoy reconsiderando seriamente eso.

De empeorar las cosas, si no tomas ahora las medidas que te he indicado, desaparecerás del programa para cuando vuelva. A.B. nunca más volverá a existir en “NUEVA MÚSICA”.

Te recuerdo que te he dejado el programa, no te lo he regalado. Aunque no lo parezca, sigo dirigiendo y controlando el programa desde Londres. Si ahora tienes un programa de dos horas semanales en una emisora de Barcelona sin experiencia previa en radio y sin que anteriormente supieras pronunciar dos palabras seguidas delante de un micro es gracias a mí. Te guste o no, el programa me lo he currado yo y, para que te acuerdes, su nombre completo es “NUEVA MÚSICA CON J.L.”. Aunque tú luego le añadas “Soy A.B.”.

¿Queda claro? Pues bien, ahora ya sabes lo que tienes que hacer.

Un saludo


¿Qué hubierais hecho vosotros al recibir esto?

(Continuará)