viernes, 5 de diciembre de 2008

Fulgor prisionero



Es terrible llegar a admitir que es el miedo a la vida el que me paraliza, y no el más comprensible miedo a la muerte.

Miedo a equivocarse,
a molestar,
a confrontar,
a polemizar,
a defenderse,
a experimentar,
a fracasar,
a esforzarse,
a perderse,
a caer,
a emocionarse,
a iniciar,
a reivindicarse,
a existir,
a ser.

Miedo a vivir.

Me he sentido como el pájaro enjaulado que un día descubre que la puerta está abierta, que siempre lo había estado, y que no la franquea porque la sensación de libertad le da vértigo. Se siente perdido, sobrepasado por la idea de tener todo el cielo a su disposición.

Todos somos ese pájaro. Algunos vuelan más alto y más lejos que los otros. Pero yo he pasado demasiado tiempo tras la vacía seguridad de los barrotes. He llegado al extremo de crear unos límites inexistentes para preservarme de la experiencia de alzar del vuelo. Mis barrotes se llaman excusas. Autojustificaciones de lo más peregrino que sólo buscan que no me mueva, que no salga, que no viva más allá de mi perímetro conocido.

Pero la vida tiene mecanismos poderosos para abrirse paso. Hasta la más pertinaz terquedad acaba claudicando ante la urgencia de ser uno mismo. Y si no queremos verlo, nos ofrece una bonita crisis que nos hace replantearnos nuestra actitud.

Mi luz, mi alma, mi esencia, se agita en la cárcel a la que la he condenado. Sí, porque soy yo mismo prisionero y alguacil. No hay responsables fuera. Sólo yo. Tengo la llave, y lo único que preciso es la voluntad insobornable de introducirla en la cerradura, girarla, empujar los oxidados goznes y atravesar el umbral.

Paciencia. Estoy buscando la llave. La tengo por aquí. Seguro.



3 comentarios:

  1. Todos tenemos miedo a vivir, porque la vida es demasiado hermosa y no nos sentimos con la dignidad suficiente para entrar en ella. Sin embargo, hay una forma de romper la parálisis y es…simplemente con el movimiento. Es tan simple que casi da la risa, hay que ponerse a andar. No de forma metafórica, claro, sino con botas de montaña y trineos de nieve. Eres Shackleton! (y si no hay dinero, ya encontrarás la forma de conseguirlo para tu nueva expedición que empieza estas navidades). Yo me iba a Brasil… pero tienes alguna idea mejor?

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  2. A ver si te la has dejado puesta en la cerradura... A mí me ha pasado más de una vez.

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  3. Lindo, a vida é isso, esse temor, essa euforia, esse recolhimento... Fases nos tornam o que somos... Sermos metamorfos é o que garante a sobrevivência, mas excesso de cautela pode privar você de descobrir que viver é muito mais... É você escapar dessa cela que te prende, dessa fortaleza que te sufoca... Beijos

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