jueves, 11 de diciembre de 2008

Desde el bloqueo



Acabo de escrutar mi interior en busca de respuestas y sólo he encontrado silencio, vacío, oscuridad y miedo.

He vagado por los tortuosos vericuetos de mi mente, totalmente ausente al efecto que estos devaneos provocaban a mi alrededor.

Mi corazón se queja, con razón, de que ignoro su voz con obcecada frialdad.

He llegado al precipicio del ego, caballeros, damas y demás. Y contemplando el turbulento fondo me sacude el vértigo, me atrapa la naúsea y me lapida la angustia de saberme tan cerca de la caída.

¿Cómo he llegado hasta aquí?

¿Acaso no habré estado siempre caminando por el borde y sólo ahora he vuelto la vista hacia el peligro?

La esperanza está en la luz, en la palabra, en el calor, en la confianza, en la renuncia a destacar, en la vulnerabilidad como gran fuerza, en la ingenuidad sin disfraz de estupidez, en permitirme también a mí lo que tolero a los demás.

¿Acaso no está bien ser yo?

Sólo yo.

Yo solo.

Yo

Solo

¿Quién está ahí?


1 comentario:

  1. parece ser que las respuestas llegan cuando no se pregunta directamente cuando ya noexiste enl ansia desesperado. eso creo, o esa es mi experiencia

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