miércoles, 7 de abril de 2010

El misticismo musical sufí





El sufismo es la rama mística del Islam. Se trata de buscar la pureza del corazón a través del amor profundo a Allah, que en definitiva es el camino de amar a todas las criaturas del universo y al universo mismo. Los musulmanes usan el término "tasawwuf" para definir esta devoción trascendente. El significado parece derivar de diferentes raíces. Por un lado la palabra "suf" significa lana, que era el tejido humilde que usaban los primeros sufíes. También se lo relaciona con la palabra "safa" (pureza), que es el distintivo de todo buen sufí. Incluso puede venir de la expresión "ahl al-sufa" (gente del sofá), en alusión a los compañeros del profeta Mahoma, que permanecían meditando en una sala aislada del ajetreo mundano en las cercanías de la mezquita de Medina.

El sufismo se fue desarrollando en paralelo a nuestra época medieval (principalmente entre los siglos XI y XV), y se extendió con las conquistas del Islam. A lo largo de los siglos, y en diferentes lugares, fueron surgiendo hermandades o "turuq" que practicaban su propio culto, escribían textos religiosos, componían poesías místicas e interpretaban música para recitarlas como una salmodia.

Una de las figuras más influyentes de la filosofía sufí fue Yalal ad-Din Muhammad Rumi, conocido como "Mevlânâ" (Nuestro Señor), y que vivió en la península Anatolia (Turquía) en el siglo XIII. Rumi profundizó en la idea de alcanzar el éxtasis místico a través de la canción, la música y la danza. La hermandad sufí que sigue sus enseñanzas es la Mevleví, conocida en el mundo por sus derviches giróvagos.

El "samâ" es la ceremonia en la que los monjes mevlevís ejercitan la meditación idealizada por Rumi. Tras una introducción musical, los cantores comienzan a recitar y los derviches aparecen envueltos en túnicas oscuras. Uno de ellos deposita una piel de oveja teñida de rojo en el centro de una manta de lana blanca, a su vez en el suelo en el centro de la sala. Uno a uno caminando en círculo, los monjes se detienen ante la lana tintada en señal de respeto, efectúan una ligera reverencia y saludan al compañero tras él. Esto se repite tres veces. Tras una señal, marcada por el final de la canción, los monjes se desprenden al unísono de sus ropajes sombríos y descubren, con un brillante destello, sus vestidos inmaculados con largas faldas que les cubren los pies.

Los derviches cruzan los brazos sobre el pecho con las palmas apoyándose en los hombros. Cuando completan este paso, uno a uno, comienzan a girar sobre sí mismos. Las manos se van apartando del cuerpo poco a poco; los brazos se extienden en cruz; la palma derecha se alza al cielo para recoger la energía divina, y la izquierda se dirige al suelo para repartirla por la tierra. A la vez que giran sobre sí mismos, los derviches se desplazan en círculo por la sala. Parece ser que Rumí buscaba reproducir los movimientos de rotación y traslación de los planetas de nuestra Vía Láctea. Cada hombre gira alrededor de su corazón y todos giran alrededor del sol, representado por el vellocino rojo.



Existen muchas otras ceremonias que relacionan la música, la poesía y la danza con el sufismo. Desde los grandes maestros del qawwali pakistaní como Nusrat Fateh Ali-Khan o Abida Parveen, a los rituales gnawa del noroeste de África, pasando por las tradiciones de Irán, Mauritania o Túnez.

Este programa de EL MÓN DE LES ALTRES MÚSIQUES es uno de los que más he disfrutado preparando y grabándolo. Espero que también os guste.


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