jueves, 2 de abril de 2009

Estreno de "68"



El día 27 de marzo se estrenó por fin “68”, escrita y dirigida por Ismael Bereje. La representación, en la casa de cultura del Puerto de Sagunto, supone la culminación de dos años de intenso trabajo. Puedo aseguraros que la espera ha merecido la pena.


No contaré aquí nada sobre el argumento de la historia. Baste decir que sólo aparecen cuatro personajes: un pianista que acompaña las acciones desarrolladas sobre la escena;


Jean-Pierre, un joven paralítico cerebral con una inteligencia trágica y poética al unísono;


Paul, su padre, que es capaz de confinar su enorme timidez en un rincón cuando se trata de mantener entretenido a su vástago;


Y Claire, la madre, que ha sabido crear un universo de detalles para preservar a su familia del pozo sin fondo de la apatía;


Un quinto personaje, sin presencia escénica, se inmiscuye en las rutinas cotidianas de estos habitantes de un piso parisino: la revolución de mayo del 68.


Por una afortunada programación, este estreno coincidió con el Día del Teatro. Y la obra es todo un homenaje al teatro, que exige del público una implicación que va más allá del aplauso final.


Y sí, como espectador puedo decir que reí y lloré, pero también salí de la sala llevándome la obra conmigo. La propuesta no acababa con el telón. Un debate interno se abre cuando volvemos a nuestras realidades. Varios asistentes confesaban que estaban aturdidos por lo que acababan de vivir, pero no sabían explicar el por qué.


Todo buen contador de historias adquiere un compromiso con la vida. En épocas ancestrales, el encargado de transmitir las narraciones propias de las diferentes mitologías era el shaman, el hechicero, el curandero: la persona que servía de puente entre vivos y muertos; entre dioses y humanos; entre antepasados y coetáneos.


Esos narradores se servían de las arquetípicas andanzas de los héroes para comunicar verdades profundas sobre el sentido de la existencia. Bajo el símbolo se hallaba la llave para enfrentar los diferentes desafíos de la vida.


En “68” existe ese compromiso. No busca entretener por encima de todo, aunque nunca deja de captar la atención del respetable.


No es tampoco un texto críptico con ínfulas artísticas y sofisticadas, para que algunos esnobs se las den de intelectuales porque creen entender algo que a los demás no nos llega, pero hay poesía, reflexiones incisivas, y sí, arte de altura humana.


No hace falta haber visto mucho teatro para disfrutar de esta propuesta. No hace falta haber leído mucho. Cualquier persona viva y receptiva puede paladear a gusto lo que se le ofrece, pues el verdadero arte es siempre un homenaje a la vida y a los que la vivimos.


Mis felicitaciones al autor y a todo su equipo por el excelente trabajo realizado: a Ismael por su texto y su minuciosa dirección; a Karina Muñoz, Juan Pajares y David Cabezas por la escenografía; a Raquel Escriche por la iluminación; a Lorena Comín por la confección del vestuario; a Esther Chicharro por el diseño artístico; y a Omar Vilata por crear en directo la banda sonora.


Mi aplauso y mi admiración para esos excelentes actores que son Mª Jesús Suàrez, Sergi Juesas y Ángel Fígols. ¡Enhorabuena! Tantas horas de esfuerzo han dado su fruto.


No os perdais la ocasión de ver "68" si teneis oportunidad. Se vuelve a representar en Valencia los días 25 y 26 de abril, en la sala Carmen. Allí estaré una vez más para descubrir nuevas cosas.



¡Un abrazo a todos!

3 comentarios:

  1. El aplauso va por dentro, dentro de su creador, actores y equipo técnico participante... Seguro estoy de que el público sigue aplaudiendo y con muchas ganas de seguir disfrutando de ella en otros escenarios.
    -Bululú-

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  2. Desde luego, esta obra no deja indiferente. Anima a la reflexión y a descubrir el significado que cada personaje transmite por sí mismo, y al conjunto , su relación con el contexto histórico ,su dependencia del público...., todo aderezado por unos ACTORES con mayúsculas.
    EXCELENTE

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  3. Las fotos chulisimas, yla obra de teatro excelente. Lo mejpor ir a verla. 68 besos

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